segunda adolescencia

Consigues un trabajo de mierda
y vives una segunda adolescencia

¿que a qué me refiero?

ni hormonas locas, ni lloreras interminables, ni pedos de vodka negro del Mercadona, ni granos volcánicos (que oye, también) hablo del gran problema de la adolescencia  (y que actualmente se alarga hasta los 30): el dinero.

desde mi más humilde opinión y experiencia personal.

que sí, que me diréis ‘yo tenía paga’ muy bien, viviste una pubescencia fantástica, felicidades.
pero ese dinero procedía de una fuente mucho más potente que el jefe más cabrón del mundo: de tu adorada madre o de tu querido padre, que controlaban cada uno de tus movimientos monetarios mejor que el chino que te vigila en el bazar cada vez que te bajas a pillar bolígrafos.

Para una persona como yo que hincaba los codos más con Tumblr que con los libros de bachiller y que vivía en un pueblo (espera ¿que era una ciudad? perdón) con un H&M que sólo vendía ropa de abuela era coexistir con un anhelo constante de cosas inútiles pero que estaba segura reafirmarían la personalidad que yo quería mostrar.

Pero claro, para tener parte de esas cosas lo suyo era tener dinero, pero tuyo de verdadNo quiero ni imaginarme aparecer con un piercing a los 15 cuando aún no trabajaba con el dinero que me daba mi madre para merendar con las amigas. 

y ese es el tema, empiezas a trabajar (como no, en un curro infumable en el que te gastas más dinero del que cobras con sólo el transporte) sin embargo, por muy poco dinero que ganes se te abre un mundo de posibilidades que antes sólo existían en ese mundo de fantasía online.

Puedes ser quien quieras y cumplir esos sueños de adolescencia sin serlo,
(a lo Sky Ferreira) y te vuelves to’h locah

Te tatúas, te haces un montón de piercing más o menos favorecedores, algunos se te acaban infectando, te tiñes el pelo de color verde, azul, rubio, te haces mechas californianas el sueldo sigue siendo una mierda, así que todo esto en tu casa se te quema el pelo, sigues sufriendo esos problemas tan trascendentales pero oye,
lo disfrutas, porque es tu dinero.

y vuelves a ser esa quinceañera pero más completa, como te hubiese molado ser que, aunque tenga curro, sigue bebiendo vodka del Mercadona pero aguantando menos las resacas

XXXOO ★ ✩

 

a gozar el sábado !

Olvido para recordar siempre: Alaska por una noche

 

Mi primera cinta de cassette fue de Alaska y Dinarama.  Cantaba que mi novio era un zombie y no sabía ni lo que era un zombie.  Miraba la portada de la cinta y veía en la televisión los vídeos de Alaska y pensaba que era la tía más guapa del mundo y que de mayor ojala pudiera ser como ella.

Han ido pasando los años y he seguido la trayectoria de esta maravillosa artista y por suerte mis gustos musicales y su estilo han seguido siendo compatibles y siempre he tenido esa espinita clavada de: Yo quiero ser Alaska.

No tengo claro si hace dos años o más, le dije a alguien que quería disfrazarme para Halloween de La funcionaria asesina, motosierra incluida.  Pero se quedó todo en buenas intenciones.

Este año ha sido mucho más que una tensión fan no resuelta, ha sido el destino! Ir a una fiesta de los 80’ en Apolo, Especial Alaska en carnaval, era una señal.

Por suerte, comparto mi vida, aficiones y kekeríos con Sarah Mosh, que en ese sentido tenemos la misma pasión por un disfraz…nos gusta más que a Mortadelo y en honor a esta fusión maravillosa, decidimos disfrazarnos de Lady Gaga y Alaska .

El disfraz no me ha costado ni un céntimo.  Buscar cacharreo, collares, pinchos, una peluca desahuciada y ruinosa y raparme al cero los lados de la cabeza.  Tenía algo de spray por casa y la imaginación, poriespán, una caja de zapatos, tornillos y esas piezas extras de los muebles de Ikea para fabricarme mi motosierra.

Al verme al espejo una vez maquillada, he de reconocer que el corazón me dio un vuelco, porque sí, era yo pero también era Olvido Gara en los 80’.

Una vez en la fiesta, Carlos, que estaba pinchando me dijo que si lograba ponerme La funcionaria asesina tenía que salir al escenario, pero que no sería seguro.  Finalmente la puso y tuve que salir, pero no en un rinconcito a modo atrezzo no.   Hice la actuación enterita.  A ver cómo explico yo esta sensación.

Sí, le echo morro a eso de ponerme a hablar delante de gente, de hecho, estudio con ese objetivo, pero no a hacer una performance de Alaska.  Una vez estás allí y ese público estupendo y maravilloso, fan acérrimo de la artista te anima, te grita, tus ganas de no caerte de esos tacones o que se te salga una teta…TODO ayuda y al final le coges el gusto y te das cuenta que no solo se ha cumplido un sueño, sino que has conseguido superarte a ti misma.

Fue una noche muy especial y hasta un “terror en el hipermercado, mi mujer a desaparecido y no sé a dónde ha ido” cobraba sentido cuando no encontraba a Sarah o una cara de perdona vidas mientras bailas con esos vaivenes ochentenos.

Yo tengo que agradecer a mis cuñis la confianza y ese espíritu de un saber montar una fiesta y disfrutar cuando el resto disfruta, la originalidad y hacer de una fiesta como la de los 80’ de Apolo, como una fiesta familiar en la que la efervescencia, las golosinas, las serpentinas, los globos siguen la religiosa tradición de aquellas fiestas que no llegué a disfrutar porque era una criaturita de dios.  Y sobre todo a Sarah Mosh, porque si ella no fuera como es, estas noches no serían tan especiales y volver a casa con “el cuerpo muy mal pero una gran vida social” sería más tedioso y aburrido, así como una cerveza sin alcohol, pues igual o peor.

Viva Alaska, viva Fangoria y viva la Olvi…pero todavía más Viva por todos vosotros!!!

Entrada inicialmente subida el 1 MARZO, 2014 DE